Historia y principios del Mail Art

El Mail Art o arte postal es una forma de expresión artística que consiste en la total libertad de intercambio de cualquier documento u objeto que pueda ser puesto en circulación a través de los servicios postales. El objetivo del Mail Art es la comunicación y lo que lo hace realmente sugerente es la libertad de maniobra sin precedentes en el mundo del arte. El mail-artista pone en circulación y acepta todo aquello que le pueda resultar adecuado, todo objeto susceptible de ser artístico.

A finales de los años cincuenta, el artista Ray Johnson empezó a enviar a sus amigos y colegas una serie de misivas con la siguiente solicitud: "Completar y devolver, por favor". Esta correspondencia consistía en recortes de periódicos retocados, dibujos con instrucciones, postales o fragmentos de collages. Se iniciaba así lo que más tarde se daría a conocer como mail art o arte postal. Y con ello Ray Johnson creaba un sistema propio y alternativo para la difusión de su obra, que ponía en entredicho conceptos como el de institución museística y se oponía a la idea burguesa del arte como obra acabada, propiedad privada y valor comercial.

La red del arte postal se hizo popular durante los años sesenta y setenta, cuando los artistas Pop y Fluxus, quienes proclamaban la democratización del arte y rechazaban su manipulación por los círculos comerciales, se apropiaron de este vigoroso medio de comunicación y lo agotaron entre cientos de participantes de todo el mundo.


La intención de un verdadero artista postal es expresar sin obstáculos sus ideas por correo, jugar con el humor, la ironía y los caprichos del destino, en colaboración con el cartero que termina las piezas con su matasellos.

Su éxito consiste en la libertad de acción ya que se escapa de reglas, censura y de las limitaciones que impone el mercado, ya que el arte postal en general no se pone a la venta. Simplemente se trata de corresponder a quienes nos envían mensajes.


Cualquier persona interesada puede lanzar una convocatoria; además no hay jurados, selección, censura, ni devolución de piezas; no se evalúan los logros técnicos, el estilo, las técnicas, formatos o materiales y tampoco se limita el género artístico, que puede ser musical, plástico, literario.

Cualquiera que sea su forma, lo esencial es cumplir con el deseo humano de la “eterna comunicación” a la que aspiran los iniciados de esta comunidad.